Cómo seres humanos, nuestra vida ha estado ligada continuamente a la naturaleza. Hemos vivido el 99% de nuestra historia en ella, sirviéndonos como fuente principal en la base de nuestra alimentación. Si queremos tener una buena salud y mejorar nuestro bienestar en general, el contacto con la naturaleza se convierte en un remedio obligatorio.
El déficit de naturaleza suele vincularse a un mayor riesgo de sufrir enfermedades como depresión y ansiedad. Por ello, como medio de prevención, en los últimos años se habla del concepto de «Vitamina N», apelando al efecto terapéutico que proviene del contacto con la naturaleza. Ahora bien, debe ser una conexión consciente, en la que nuestros sentidos estén prestando atención a nuestro entorno, y no a nuestro smartphone.
Sumérgete en un baño de bosque
En la década de los ochenta en Japón surge una expresión denominada baño de bosque o shinrin yoku, que consiste en caminar, observar elementos naturales y disfrutar del silencio y los sonidos de la naturaleza de una forma meditativa, profunda y relajada, siendo consciente del entorno que nos rodea. Literalmente significa «absorber la atmósfera del bosque».
Esta práctica tiene numerosos beneficios terapéuticos:
Disminuye ansiedad, estrés e irritabilidad. (reducción del cortisol)
Regula la microbiota y fortalece el sistema inmunológico. (células NK o natural killers)
Mejora la sensación de bienestar y estado ánimo.
Aumenta la calidad del sueño.
Potencia habilidades cognitivas y la creatividad.
Consejos para aumentar los beneficios
Caminar descalzo intensificando el contacto con la Tierra.
La superficie de la Tierra genera electrones (iones negativos) que tienen beneficios antioxidantes para nuestro organismo.
Observar el horizonte en una montaña.
Los colores verde y azul, asociados generalmente a la naturaleza, son colores de baja excitación que aumentan la sensación de relajación.
Respirar profundamente sintiendo el fresco aroma de árboles y plantas.
El aire de entornos naturales está formado por unos compuestos denominados fitoncidas, beneficiosos para nuestra sistema inmunológico.
Rodéate de bienestar
Teniendo en cuenta que el 80% de la población vive en ciudades y que nuestra rutina suele estar compuesta por una vorágine de elementos que impiden este contacto de manera frecuente con la naturaleza, es aconsejable generar un entorno que pueda asemejarse lo máximo posible. Para ello, crea tu propio entorno natural en casa. Puedes empezar por tener plantas, colocar humidificadores con aceites esenciales o ponerte una playlist con sonidos de olas de mar o pájaros. Recuerda que todo lo que hagas suma y mejorará tu bienestar.
La naturaleza debe formar parte de nuestra vida, ya que favorece nuestro estado de conexión interior, y nos permite parar el ritmo y tomarnos la vida con más calma, y en consecuencia, sentirnos más felices.