DHYANA: EL ARTE DE LA MEDITACIÓN

En el extenso universo de la filosofía del yoga, la meditación se erige como una práctica fundamental bajo el concepto de Dhyana, un estado de concentración profunda que nos conduce a la conexión con nuestro ser interior. Más allá de ser simplemente un ejercicio de relajación, la meditación se convierte en una herramienta de autoconocimiento que nos permite explorar las profundidades de nuestra mente y descubrir nuestra verdadera esencia.

Dhyana implica una concentración profunda y continua en un solo objeto de enfoque, ya sea una imagen mental, un mantra, la respiración o la sensación física. En este estado, la mente se vuelve unidireccional, sin distracciones ni fluctuaciones, y el practicante experimenta una profunda conexión consigo mismo y con el objeto de meditación. Cuanta mayor atención y concentración mental, mejor será la meditación.

Descubriendo la esencia a través de la meditación

En el trajín cotidiano, es fácil perderse en el bullicio del mundo exterior y desconectarnos de nuestra propia realidad interna. La meditación nos invita a detenernos, a cerrar los ojos y dirigir nuestra atención hacia adentro.

Se trata de un viaje hacia la comprensión, donde nos encontramos con nuestros pensamientos, emociones y sensaciones, observándonos sin juzgar, sin identificarnos con ellos, simplemente siendo testigos de nuestra experiencia presente, dejándolos pasar como nubes en el cielo de nuestra conciencia. En este estado de conciencia plena, nos liberamos de las cadenas del tiempo y experimentamos la realidad tal como es, sin filtros.

Esta práctica nos ayuda a saborear cada experiencia con gratitud y aceptación, sin buscar constantemente la próxima distracción. Descubrimos que la vida no ocurre en el pasado o en el futuro, sino aquí y ahora, en este momento eterno e inmutable. A través de la atención plena, la respiración consciente y la observación silenciosa, cultivamos la capacidad de estar completamente presentes en cada momento de nuestra vida, encontrando la paz y la plenitud que tanto anhelamos en lo más profundo de nuestro ser.

Con el tiempo, comenzamos a desenmarañar las capas de nuestra identidad superficial para acceder a la esencia pura que reside en lo más profundo de nuestro ser. Descubrimos que somos más que nuestras preocupaciones, miedos o deseos; trascendiendo la individualidad y conectándonos con la unidad misma del universo en su totalidad.

Los beneficios de la meditación trascienden lo meramente espiritual, extendiéndose también a nuestra salud mental. Estudios científicos respaldan sus efectos positivos en la reducción del estrés, la ansiedad y la depresión. Al entrenar nuestra mente para permanecer en el momento presente, cultivamos la serenidad interior que nos permite enfrentar los desafíos de la vida con mayor claridad y ecuanimidad.

Consejos prácticos para tu meditación.

Una preparación previa y una rutina es esencial para mantener este hábito prolongado en el tiempo:

Encuentra tu espacio: Dedica un lugar tranquilo y cómodo donde puedas practicar regularmente sin distracciones.

Establece una rutina: Programa un horario fijo para meditar todos los días, preferiblemente por la mañana temprano o antes de irte a dormir.

Comienza con la respiración: Utiliza la respiración consciente como ancla para tu atención. Observa el flujo de tu respiración, sintiendo cómo entra y sale de tu cuerpo.

Cultiva la paciencia: La meditación es un proceso gradual. No te preocupes si tu mente divaga; simplemente vuelve suavemente tu atención al objeto de enfoque.

Explora diferentes técnicas: Aunque lo más adecuado sería permanecer en quietud y  ser tu propio guía, puedes probar distintos tipos de meditación, como la atención plena, la meditación guiada o la meditación en movimiento, para encontrar la que mejor se adapte a ti.

En conclusión, la meditación nos ofrece un camino hacia el autoconocimiento y la realización personal. A través de esta práctica, no solo descubrimos nuestra verdadera naturaleza, sino que también cultivamos la paz interior y fortalecemos nuestra salud mental. Con dedicación y perseverancia, la meditación se convierte en un faro que ilumina nuestro viaje hacia una vida más plena y consciente.

«El verdadero viaje del descubrimiento no consiste en buscar nuevos paisajes, sino en tener nuevos ojos para ver.» – Swami Sivananda

EL YOGA EMPIEZA FUERA DE LA ESTERILLA

En la actualidad, y más concretamente en Occidente, el yoga suele considerarse una práctica meramente física. Pero las asanas, (nombre que reciben las posturas en el ámbito del yoga) es sólo un portal hacia lo verdaderamente importante, el control mental y la práctica profunda de la meditación.

¿Y que hay más allá de la postura física?

Pues bien, el yoga se estructura en la consecución de ocho pasos. El asana es el tercero, pero anteriormente encontramos los verdaderos fundamentos:

Yamas: Conjunto de preceptos cuyo objetivo es mejorar la relación con nuestro entorno.

Niyamas: Conjunto de preceptos cuyo objetivo es mejorar la relación con uno mismo.

Aquí es donde empieza el verdadero yoga. Estos preceptos, de los que hablaremos más profundamente en otro momento, son los que debemos interiorizar para llevar a cabo una práctica con consciencia, dejando de lado el flujo constante de pensamientos.

Ahora bien, para llegar a sentir en nuestro interior estos valores, tal y como nos cuenta Patañjali en los Yoga-Sutras, uno de los mayores textos clásicos en los que se hace referencia a los aforismos del yoga, los dos medios para llegar al cese de las fluctuaciones mentales son:

La práctica: Esta práctica debe ser constante, es decir, prolongada en el tiempo, llevada a cabo con respeto y devoción, sin buscar un resultado inmediato. Debemos darle tiempo al cuerpo y a la mente para que puedan afianzar todas las enseñanzas recibidas.

El desapego de los sentidos: Puede resumirse en dejar de prestar atención al mundo exterior, y llevar la mirada hacia el interior.

Es una disciplina que con el paso del tiempo llega a convertirse en una filosofía de vida, porque tiene lugar una transformación interna de buenas actitudes, entre las que podemos destacar la gratitud y el amor, llegando a ser consciente del verdadero potencial humano que existe dentro de ti. 

Por ello, podemos definir el yoga como el arte de aprender a volver a uno mismo.